¿Con o sin vidrio?

Leí esta entrada de @carlosfpardo que cuestiona la necesidad de tener vidrios en los automóviles y me encantó. Además, me obligó a escribir algo que he tenido en la mente desde hace mucho y que, víctima de mi capacidad infinita para procrastinar, se había quedado sólo ahí:

Imaginen que están formados en una interminable fila de la caja de un súper (en negro), con su carrito de compras (en rosa). Agarran una revista, respiran hondo y se forman. Un panorama desolador, más o menos así:

1 Después de pasar 20 minutos formados, cuando ya se están acercando a la caja, otro carrito se acerca y se detiene junto al suyo, paralelo, con la mirada al frente, evitando hacer contacto visual. Ustedes se preguntan: ‘¿qué pretende este carro?, ¿no está viendo la fila?’ y se lo expresan de diferentes formas, pacíficas o violentas, pero sin despegar los pies del suelo, es decir, sin poder hacer contacto físico. El dueño del otro carrito mantiene la vista al frente, y finge que no escucha más que sus propios pensamientos, sin importar si ustedes ya están gritando o haciendo ruidos insoportables al oído (como un cláxon, ¿got it?). Poco a poco, haciendo gala de sus habilidades para girar el carrito e insertar una esquina en un pequeño espacio que se abre en la fila, logra meterse delante suyo.

2Parece imposible que eso suceda ¿no? ¿Cómo puede el otro cliente hacer como si la fila no existiera, como si el tiempo de quienes se formaron no importara? Bueno, pues más o menos eso ocurre en cada entrada y salida de autopistas urbanas. Un coche llega de la nada y se coloca paralelo a otro coche hasta adelante de la fila, pone póker face y mirada al frente, y se inserta poco a poco fingiendo que es lo más normal.

La única razón por la que esos automovilistas gandallas se pueden salir con la suya es, precisamente, por los vidrios cerrados y la sensación de aislamiento e invulnerabilidad que generan los automóviles. La gente va encerrada, indolente, no mira, ni escucha al de afuera. O cuando mucho, se envalentona y echa pleito desde el interior de su fortaleza.

Lo triste es que los conductores no se dan cuenta de que el muro no sólo mantiene a los demás afuera, sino que los encierra a ellos. Los priva de la bonita convivencia y el contacto humano (ok, también les ahorra uno que otro mal olor de la ciudad, pero bueno…).

Mi hermana, psicóloga infantil, al hablar de por qué las andaderas no son un buen instrumento para enseñar a los bebés a caminar, siempre dice que al ‘protegerlos’ de los golpes, distorsionan su percepción espacial; los niños no miden bien la distancia entre ellos y otros objetos. Supongo que lo mismo le ocurre a la gente que pasa demasiado tiempo dentro del coche. Pierde la noción de la distancia que realmente los separa de otras personas, de otros objetos.

Yo apoyo un mundo en el que todos vayamos cantando power balads, a todo pulmón, sin necesidad de ir encerrados en un coche, con los vidrios arriba. Algo así, pero a pie o en bici:

Blossoming

Mi año nuevo se resume en estas fotos.

image

Febrero 2013


image

Enero 2015

Mi orquídea blanca parecía perfecta en 2013. En muy poco tiempo abrieron todos los botones, pero sus flores y hasta sus hojas murieron pronto y no brotaron nuevas. Hubo que cortar, limpiar, trasplantar, cuidar y sobre todo, esperar, pacientemente.

Casi 2 años después, está floreando otra vez. Hoy empezó a abrir un nuevo botón, como si supiera que empieza 2015, como promesa de renovación y belleza.

En este tiempo tuve otra orquidea que floreó 4 veces en un año, pero de pronto, sin más, se secó. Sus raíces se murieron. La otra, en cambio, aunque creció hojas pequeñas y de un verde amarillento, siempre ha tenido raíces fuertes, de muy buen color y que incluso han roto el recipiente de plástico donde estaban. 

Siento que 2015 trae vientos nuevos. 2013 fue una linda primavera pero en 2014 algunas de sus flores murieron muy pronto, otras enfermaron, otras atrajeron la envidia y el recelo. Tal vez haya que seguir cortando y esperar, pacientemente, una nueva floración, porque en mi vida hay raíces fuertes.

Aqui la belleza no es un espejismo. Permanece. Pero tampoco le tengo miedo a cambiar de temporada y ver caer algunas hojas. Tal vez haya que cortar y trasplantar. Y esperar.

(También 2 años después, vuelvo a escribir en este blogcito. Evidencia de que mi orquídea y yo, somos una misma 🙂 )

It all makes sense now

Im not sure where this road leads. It just feels right.

No es que tenga mas certezas ni claridad. Es una corazonada. Its just a heartbeat. It all makes sense. Im right where I had to be.

Gracias por mi familia, por la chispita de luz en los ojos de Marijo, por la salud de mis papás. Gracias porque mi corazón no se cansa, no pierde las ganas de amar, no regatea, se alegra, se emociona, se arruga y se vuelve a emocionar. Porque aprendí a agradecer y a valorar y así todo sabe más.

Bienvenido 2013. Im sooooo ready for you.

Empatía

‘Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.’ (RAE, 2012)

Pensé que tu duelo me pesaba porque me recordaba el mío. Pero no. Me entristece infinitamente saberte triste. Es como saber que en tu corazón no cabe esto que se siente como el odio de Dios, y querer abrazarte para absorberlo también, para cargarlo juntos, para que no sientas que te aplasta.

Empatía: querer juntar todas mis reservas futuras de paz interior, aunque no me quede nada para después, y contagiarte un poco de ella, al menos durante un instante, al menos para un suspiro con el que empieces a sanar.

Empatía: si tu te dueles, mi corazón se arruga también.

Perseguir las estrellas o acabar en una pecera.

«[…] Hay cínicos de esta índole que comparten mesa con papá: «Qué ha sido de nuestros sueños de juventud?», preguntan con aire desencantado y satisfecho. «Se han desvanecido, y cuán perra es la vida…». Odio esta falsa lucidez de la edad madura. La verdad es que son como todos los demás: chiquillos que no entienden qué les ha ocurrido y que van de duros cuando en realidad tienen ganas de llorar.

Sin embargo, es fácil de comprender. El problema está en que los hijos se creen lo que dicen los adultos y, una vez adultos, se vengan engañando a sus propios hijos. «La vida tiene un sentido que los adultos conocen» es la mentira universal que todos creen por obligación. Cuando es adulto, uno comprende que no es cierto, ya es demasiado tarde. El misterio permanece intacto, pero hace tiempo que se ha malgastado en actividades estúpidas toda la energía disponible. Ya no le queda a uno más que anestesiarse como puede tratando de enmascarar el hecho de que no le encuentra ningún sentido a la vida, y engaña a sus propios hijos para intentar convencerse mejor a sí mismo.

De entre las personas que frecuenta mi familia, todas han seguido el mismo camino: una juventud dedicada a tratar de rentabilizar la propia inteligencia, a exprimir como un limón el filón de los estudios y a asegurarse una posición de élite; y luego toda una vida dedicada a preguntarse con estupefacción por qué tales esperanzas han dado como fruto una existencia tan vana. La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera.»

La Elegancia del Erizo, by Muriel  Barbery.